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domingo, 25 de agosto de 2019

Las consecuencias del movimiento #MeTooMx en la vida real, a dos semanas de su estallido virtual

Hace 17 d铆as que cientos de mujeres mexicanas de distintos 谩mbitos comenzaron a publicar sus historias de abuso junto a los nombres de sus agresores en diversas cuentas de Twitter.



Apenas ahora los efectos de la brutal marejada de denuncias arrojadas por #MeTooMx consiguen hacer eco en importantes medios de comunicaci贸n de M茅xico, generando despidos e investigaciones.

¿Podr铆a ser este el principio de un cambio en las relaciones de poder de los mexicanos?


Este fin de semana las redes sociales y medios digitales mexicanos publican diversos posicionamientos frente a #MeTooMx.

Pero en realidad el movimiento acapara las conversaciones en M茅xico desde el 21 de marzo pasado, cuando inici贸 la lluvia de denuncias de acoso sexual que cientos de mujeres mexicanas han hecho p煤blicas, con lujo de detalles, desde cuentas creadas ex profeso por colectivos gremiales independientes.

Todo empez贸 cuando la editora Selva Hern谩ndez cancel贸 la presentaci贸n de un libro del escritor Herson Barona, que iba a celebrarse en su librer铆a en la CDMX. Lo hizo en respuesta a una serie de acusaciones por violencia de g茅nero.

En respuesta alguien lo acus贸 de gaslighteo a gran escala. Muchos de los que hab铆an seguido la historia en Twitter se indignaron por su deslinde, sobre todo porque para entonces ya hab铆a se帽alamientos de terceros que aseguraban haber sido testigos de sus agresiones hacia distintas mujeres. La red explot贸 en insultos en su contra, hombres y mujeres condenaron por igual el abuso del presunto predador.

Este caso pas贸 a segundo plano pront铆simo, al surgir la cuenta @MeTooEscritores que se ofreci贸 como plataforma de denuncia para que mujeres afectadas cotidianamente por la violencia sexual, emocional, f铆sica y psicol贸gica en el gremio literario mexicano pudieran denunciar a sus agresores, nombrarlos p煤blicamente y permanecer an贸nimas para evitar ser revictimizadas o sufrir represalias.

De inmediato la cuenta empez贸 a recibir decenas de acusaciones que con minucia detallaban sus historias de acoso por parte de escritores, editores y promotores del medio literario. No todas las denunciantes permanecieron an贸nimas, algunas renunciaron al pacto de confidencialidad en un 谩nimo de confrontaci贸n directa.

Un buen n煤mero de usuarios de las redes sociales cuestion贸 la credibilidad de las denuncias sin cara y nombre. En respuesta empezaron a surgir hashtags de acompa帽amiento como #YoLesCreoAEllas, #MujeresJuntasMarabunta, #NoEstasSola y #SeVaACaer como anticipo de una tormenta cuyas dimensiones a煤n no se vislumbraban.

A la denuncia de alguien que no pertenec铆a al medio literario, alguien se帽al贸: ‘Pero 茅l es periodista.’ Entonces surgi贸 la exigencia: ‘Necesitamos un #MeTooPeriodistas’. El colectivo PUM (Periodistas Unidas Mexicanas) cre贸 el hashtag #MeTooPeriodistasMexicanos, ofreci贸 su cuenta como plataforma para las denuncias de acoso en el sector period铆stico y estableci贸 un proceso de verificaci贸n para confirmar que quien acusa sea una persona real y no un bot.

Reacci贸n en cadena: horas despu茅s ya hab铆a al menos 11 cuentas creadas por colectivos independientes de mujeres de distintos gremios y localidades, para garantizar protecci贸n y acompa帽amiento a quienes quisieran denunciar las agresiones de las que hubieran sido v铆ctimas.

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